lunes, junio 19, 2006

En amor en los tiempos de tarjetitas plastificadas

Quizás porque tenía siglos que no veía un arreglo de globos, hoy, al ver uno en una foto, me acuerdo de aquellos regalos del bachillerato, cuando los enamorados pensaban que los globos, los chocolates y las tarjetitas plastificadas ganaban corazones.

Que vergonzoso me era recibir regalos. Yo nunca sabía como actuar. Claro que una, por educación trata de ser agradable, de sonreír y dar las gracias, pero como dicen en inglés los regalos traían “strings attached” (lo que mal traducido sería implicaban algún tipo de concesión, compromiso). Y yo, por tímida, o por cobarde o por hiper-exigente, nunca quería corresponder.

Hoy, recordando esas vergüenzas e incertidumbres que me ocasionaban los regalos, puedo decir con una sonrisa que me encantaba odiar recibirlos.

Odiaba los peluches de todo tipo y las flores. Tenerlos en mi habitación me acordaban al enamorado que no me gustaba para nada, y a la vergüenza de ambos en el momento de su declaración. Pero de igual forma, me encantaban los chocolates y las tarjetitas plastificadas. Los primeros, por obvios motivos, pero las segundas (quizás ustedes que fueron adolescentes cuando estas eran tan populares, lo recuerden) porque eran parte de una colección que una, dizque avergonzada pero más bien orgullosa, compartía con sus amigas.

Yo tenía muchas, no recuerdo cuántas, pero eran más de 10, menos de 100. Pero mi pana Gisselle, esa si que tenía. En mi caso todas eran o de amigas o de amores no correspondidos; en el de ella habían las de amigas, y las de enamorados a los que nunca se les haría caso –porque ya eran considerados amigos, y para Gí, eso no se toca—pero además se le sumaban las de los novios que yo no tenía; los actuales, los presentes y los futuros. Me parece recordar que ella tenía dos álbumes de tarjetitas, mientras que yo sólo tenía uno, y que al mostrarlo ella no se daba cuenta que estaba reafirmando lo que yo ya sabía, que en enamorados ella siempre me llevaría ventaja.

No sé donde está mi álbum de tarjetitas. Apuesto a que Gí si sabe donde está el suyo. Pero sí tengo muy presente los recuerdos, de aquellos días de San Valentín y viernes de colores en que los muchachos de mi curso aprovechaban para hacerles declaraciones de amor a las que fueran que le gustaban ese mes. Yo recibí, al igual que las tarjetitas, unas pocas declaraciones que aún guardo cariñosamente en un álbum de mi memoria.

Al mirar atrás, recuerdo además de nuestro nerviosismo, el pasillo del colegio en el cual se echaron esas conversaciones; y a pesar de que la memoria está aun muy viva, me parte el corazón pasar hoy por mi viejo colegio y ver que los blocks que sostenían el pasillo están en el suelo. Yo no soy mucho la de guardar recuerdos (de hecho creo que apenas llego a cinco fotos que reservo del colegio), pero sí soy de recordar cuando veo algo o alguien que marcó mi vida.

Esos pasillos me marcaron, como sé que marcaron a muchos de mis vecinos que también fueron al Liceo, y a mis compañeros de curso. Por eso, puedo decirles sin temor a equivocarme que ahora, cada vez que voy camino a la Kennedy viniendo de casa de mi madre, y veo a la derecha a las ruinas del Liceo, me dan ganas de llorar por los momentos que tuve en el colegio, y por aquellos que nunca llegué a tener.

¡Que asco que es crecer, y darse cuenta que algunos “templos” no son más que paredes tan fáciles de derrumbar! Si sólo encontrase mi álbum de tarjetitas para darme apoyo emocional…

13 comentarios:

Rosalina dijo...

Yo siempre regalé más tarjeticas plásticas de las que recibí... Buuaaaaahhhh

Anónimo dijo...

Hero:
Yo era un poco más perro... Recuedo que cuando recibía esas tarjetas me deshacía de ellas regalándolas más pa' lante... No sé, era una forma de reciclar afectos y de no dejar evidencias emocionales (¡Cómo cambia la gente!). Hoy me arrepiento.

P.D. Mierda, ahora me acabo de deprimir.

Anónimo dijo...

Hero:
Yo era un poco más perro... Recuedo que cuando recibía esas tarjetas me deshacía de ellas regalándolas más pa' lante... No sé, era una forma de reciclar afectos y de no dejar evidencias emocionales (¡Cómo cambia la gente!). Hoy me arrepiento.

P.D. Mierda, ahora me acabo de deprimir.

Cherny

Mariel dijo...

yo, las guardaba, pero era más para hecharme con las de mi curso a ver cuál tenia mas. Te confieso que ahora mismo odio las tarjetas esas, no puedo ni verlas.

Unknown dijo...

Rosa pero no t pongas asi... que yo aprendi a encontrar placer en regalar las tarjetas a la gente q me importaba - q no pasaban de 5 creo(y honestamente, mis tarjetas siempre fueron un exito expresivo y favoritas en todos los sentidos)... pq si me llevaba d recibirlas, no celebraria ni el dia d las madres:P

Unknown dijo...

Bueno, ahra sí se cayeron los palitos que me sostenían: no creo que yo haya juntado ni 15 tarjeticas de esas; es más, album? jamás! Globos, peluches? Y cuándo? Yo nunca fui muy noviera y las pocas-poquísimas veces que algo sucedió me tocaban siempre unos miserables, más miserables de la cuenta. Ay voy a llorar hasta pasado mañana sin parar......... no me hagas eso.
Hace días que quería hacer un post de la demoliciónd el Liceo (desde que hace 3 domingos pasé por ahí y tuve que llamar a mi amiga Marisol para decírselo -luego de cerrar a fuerza la boca y recomponerme). quizás aún lo haga.

Mariel dijo...

ahhhhhhh se me olvido decir que pa regalarla pa lante era un palo quitarle el nombre de quien te la regalo con un poco de alchohol y algodon jijiji

Maria dijo...

Sorry por deprimirte Gitti, pero me interesa mucho leer tu desahogo sobre lo que queda del Liceo. Tenemos que darnos apoyo emocional.

Lynn Marie dijo...

Hola profee!

Muy cool el blog, le dije ke me lo he leido de arriba abajo! refleja una parte suya que no se aprecia a simple vista en el salon de clases!

Yo pienso en mi colegio como una etapa superada! Algo muy lindo, pero que ya paso! No se, asi soy.. guardo muuchas fotos y muchos amigos, pero gracias a Dios no me da nostalgia!

Maria dijo...

Gracias "estudiante"... No le vayas a decir a tus compañeras que la profe no es tan seria como parece y menos aún que está medio mal del coco...

Pabletowh dijo...

los buenos tiempos de las tarjetas.... ah los buenos tiempos. Que vuelva.... que vuelvan.... que vuelvan!!

Anabelle dijo...

he de decir que al principio no me acordaba de qué jodia tarjetas de plasticos hablabas María, pero ya sé, cuando Mariel habló de borrarle los nombres, jejejeje, yo no me acuerdo si recibí muchas, ni de quienes eran, mis hermanas me podrán ayudar en esto... los años, los años...o será que no recibía?... María y Mariel, ustedes que tienen mejor memoria que yo, ayudenme a recordar!
y dejen de hablar de la UNPHU, no puedo seguir llorando.

Anabelle dijo...

he de decir que al principio no me acordaba de qué jodia tarjetas de plasticos hablabas María, pero ya sé, cuando Mariel habló de borrarle los nombres, jejejeje, yo no me acuerdo si recibí muchas, ni de quienes eran, mis hermanas me podrán ayudar en esto... los años, los años...o será que no recibía?... María y Mariel, ustedes que tienen mejor memoria que yo, ayudenme a recordar!
y dejen de hablar de la UNPHU, no puedo seguir llorando.

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